Irene Calle "En el momento en el que la diversión se vuelve sufrimiento, no es sano".
Hay entrevistas que me hacen especial ilusión, sobre todo cuando conozco a la persona desde hace tantos años. 15 exactamente, que son los que Irene lleva practicando gimnasia artística. Durante este tiempo he visto como una niña se convertía en una auténtica mujer con principios, valentía y un compromiso férreo con el club que la ha visto crecer. Ha sido parte de un equipo en Francia, con el cual logró un segundo puesto por equipos en la Final de la Liga, ha sido medalla de plata en 2018 en el Campeonato de España en Guadalajara, donde también ganó el oro en salto siendo Nivel 8. Pero cuando era una recién llegada a este deporte también supo lo que significaba subirse a lo alto de un pódium ya que fue primera en el Cto. de España de Sevilla’11, logrando el oro en barra y plata en paralelas cuando era Nivel 2.
En la actualidad estudia el Grado de Psicología, mientras lo compagina con sus entrenamientos de deportista de Alto Rendimiento.
Hace una semana lograba algo extraordinario. 6 primeros puestos en un Campeonato de España.
6 veces caminó hacia el pódium para que se le reconociera el trabajo que viene haciendo desde hace 15 años. Imagino todo lo que se le pasó por la cabeza, emociones y sentimientos que le recorrieron en el cuerpo mientras, orgullosa, veía como aparato tras aparato todo había salido como ella deseaba. Porque sí, Irene había entrenado con la cabeza y el cuerpo dispuestos a hacer la mejor actuación de su carrera. Y no me refiero a una competición limpia de fallos, sino a sacar lo mejor de sí misma desde que comenzó a preparar este evento.
Ella demostró que se puede.
Que la constancia y el compromiso son aliados cuando se trabaja en equipo.
En un equipo que te valora, te cuida y potencia todas tus habilidades.
Porque ser feliz y dejarte la piel en aquello que te gusta no está reñido con el respeto y la disciplina.
Irene fue reflejo de todo esto.
Vamos a seguir conociéndola a través de una entrevista tan auténtica como ella.
¿Cómo fue para ti entrar por primera vez en una sala de Gimnasia Artística?
No recuerdo bien la primerísima vez porque antes de apuntarme había entrado a ver alguna competición mientras mis hermanos jugaban al fútbol. Fue así como me enganché a este deporte. Lo que si recuerdo, además como uno de los mejores momentos de mi vida, es el día que mi padre habló con Sylvia para ver si podía apuntarme. Habíamos preguntado primero en Valle de las Cañas en el equipo de rítmica y no me aceptaron porque era muy pequeña. Fuimos a preguntar a Pradillo. Y recuerdo entrar con miedo y tristeza por si me volvían a decir que no... Al entrar, las primeras colchonetas que vi eran las amarillas de las patas de barra, el reboteador y el gimnasio iluminado con luz como amarilla por el tragaluz, y decir ¡wow! Me quedé esperando en la entrada mientras mi padre hablaba con ella en el despacho, y lo siguiente que recuerdo fue ir corriendo hacia el coche súper feliz a contarle a mi madre que ¡ME HABÍAN COGIDO CON SÓLO 4 AÑOS EN ARTÍSTICA!
¿Cuál ha sido el momento que mayor felicidad que te ha regalado tu trayectoria deportiva hasta el momento?
Aunque este deporte me ha regalado un montón de momentos buenos creo que el mejor fue el Campeonato de España de Guadalajara 2018. Recuerdo que ese año había tenido muchos altibajos; estaba en 1º de bachiller y se juntaron muchas cosas dentro de mi cabeza. Muchos de los problemas de fuera del gimnasio influían en mis entrenamientos más de lo que debían, y se acababa haciendo una bola. Recuerdo que ya cuando se acercaba verano, mis entrenadores decidieron que no iba a competir en el de España porque no había entrenado suficiente, pero dentro de mis objetivos estaba renovar el reconocimiento de Deportista de Alto Rendimiento de cara a la universidad, por lo que hablé con ellos y llegamos a un acuerdo. Desde ese momento decidí ponerme las pilas y entrenar con el objetivo bien presente en cada pasada. Conseguí dejar de lado todos los factores externos que me habían ido pesando durante la temporada. Una semana antes del campeonato recuerdo que teníamos controles todos los días y que fui de las 3 mejores prácticamente todos los días. Cuando llegó el campeonato estaba segura y feliz con mi trabajo y sabía que mi objetivo, que era quedar entre las 10 primeras en alguna clasificación, era bastante asequible. Recuerdo que antes del último aparato (barra), Nacho y Arkaitz me llamaron, con cara bastante seria, y me dijeron que me sentara en el banco, sacaron las notas y me explicaron que si hacía bien la barra era muy posible que quedara pódium en la clasificación general. Desde ese momento toda mi concentración se fue sólo a mi ejercicio. Me subí a la barra más nerviosa de lo normal, yendo con cuidado en cada paso que daba; terminé mi ejercicio bastante contenta y corrí a donde mis entrenadores, me dijeron que si sacaba una determinada nota quedaba primera. La nota tardó en salir cerca de 5 minutos, era la única nota que faltaba porque yo era la última gimnasta de la rotación. Recuerdo que al salir la nota di un salto de felicidad, me había quedado justo a 1 punto de la primera, pero estaba en pódium, había conseguido mi objetivo, tenía el certificado. Es cierto que con quedar entre las 10 primeras me valía, pero después de la temporada que llevaba, ese segundo puesto me sirvió para darme cuenta de que podía, podía dejar de lado todos los pensamientos que me pesaban y seguir luchando por mi objetivo.
¿Qué es lo que más te gusta de vivir la gimnasia artística como una mujer adulta que eres?
La capacidad para diferenciar y separar mi vida fuera del gimnasio de mi vida dentro; a día de hoy la gimnasia para mí, a parte de un deporte, es mi forma de desconectar y evadirme del mundo. No dejo que las cosas que me pasan fuera me influyan porque entonces todo se vuele cuesta arriba. Tenerlos separados me ayuda a poder disfrutar de las dos cuando ambas van bien y de animarme y apoyarme cuando una de las dos falla.
¿Has vivido alguna situación deportiva que te haya hecho replantearte tirar la toalla?
Si, muchas veces; hace unos años estuve en más de una ocasión a punto de rendirme y dedicarme solo a los estudios o buscar otro deporte. La frustración, pereza, miedo, desmotivación y agobio que tenía me hacían bloquearme y no ser capaz de soportar la presión.
¿Cómo lograste reponerte y seguir hacia adelante?
Con ayuda de otras personas, principalmente Marta y Angi. Angi desde pequeña me ha estado animando y ayudando a superar mis miedos y bloqueos, y cuando ella decidió alejarse de la gimnasia por un tiempo yo me perdí y no era capaz de encontrar esa motivación o ese apoyo que ella me daba. La montaña cada vez se iba haciendo más y más grande, y recuerdo explotar un día delante de Marta en el baño y decirle: tía, no puedo más, me rindo, lo dejo.
En ese momento ella se puso de pie y me dijo “¿cómo que te
vas a rendir? Me estás diciendo de verdad que Irene Calle va a rendirse porque le da miedo un doble mortal de salida en paralelas”. En ese momento la miré y mientras ella terminaba de darme su speech en mi cabeza algo hizo clic y dije “es verdad, ¿en serio vas a rendirte a estas alturas de la película?”. Desde entonces he ido luchando contra toda esa montaña y poco a poco, aunque no ha sido fácil, he aprendido a controlar esas emociones negativas que a veces hacen todo un poco más complicado.
¿Qué tres palabras definirían tu gimnasia?
Fuerza, persistencia y superación.
En nuestro país no es fácil compaginar estudios universitarios y deporte de alto nivel en un club… ¿cómo lo consigues?
Pues, aunque suene a típica frase de profesor de instituto, llevando las cosas al día. Cada ratito que encuentro intento hacer esquemas o apuntes de lo que he dado ese día, aunque entre semana lo suelo dejar para los trabajos porque son lo que me corre más prisa entregar. Tengo una agenda en la que voy apuntando todo: entregas, lo que he dado, lo que tengo que hacer, etc. y al llegar el fin de semana abro mi agenda, miro en el horario las asignaturas que he tenido, lo que he dado y paso a limpio los apuntes, hago esquemas... Aunque he de confesar que me ha llevado mucho tiempo aprender a organizarme, y aún hay veces que me falta tiempo porque se me acumulan cosas y tengo que sacrificar algún día de entrenamiento.
Si pudieras cambiar algo… ¿Qué mejorarías de la Gimnasia Artística?
Generalizando un poco, cambiaría la metodología de entrenamiento de algunos países y el trato que se le da a las gimnastas, porque hoy en día siguen saliendo casos y casos de gimnastas que denuncian un maltrato psicológico y, en algunos casos, también físico. El deporte es algo voluntario y que se hace por gusto, por diversión o por otras miles de razones, pero ninguna de ellas debería ser por obligación; menos aún si es de alto rendimiento. En el momento en el que la diversión se vuelve sufrimiento no es sano; y la salud mental es tan importante como la física.
¿Qué importancia ha tenido la figura del entrenador/a en tu carrera deportiva? ¿Con qué te quedas de ellos/as?
He pasado por varios entrenadores a lo largo de mi carrera deportiva, pero por lo general han sido siempre un apoyo. Mi madre me recuerda muchas veces cuando era pequeña y casi siempre me dolía la tripa porque me daban miedo algunas cosas, y una vez cuando le dije “es que me voy a matar” ella me dijo “pues si te da miedo no lo hagas, no hay necesidad, nadie te obliga”; y yo le respondí “es que yo no quiero dejarlo, yo quiero a alguien que me ayude a superar el miedo”. Y esa persona fue Angi, desde que empecé en el grupo de alto rendimiento siempre ha estado apoyándome y ayudándome cuando algo me daba miedo, cuando la pereza me podía, cuando algo me bloqueaba… Después, a medida que han pasado los años he aprendido a controlarlo yo, y mis entrenadores se han convertido en una figura de confianza. Ahora si mi entrenador me manda un trabajo yo simplemente lo hago porque confío en que es lo que necesito para cumplir mi objetivo.
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